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La culpa es de Mary Wollstonecraft

Mientras a principios de los 90 las componentes de VNS Matrix acuñando el
término "ciberfeminismo" presentaban en Australia sus primeras instalaciones con formato electrónico -fotografía, sonido y video- y exploraban la construcción de marco social, identidad y sexualidad en el ciberespacio desenmascarando –decían- los mitos masculinos que pueden alejar a las mujeres de los dispositivos de alta tecnología y reivindicando la apropiación por parte de las mujeres de las "herramientas de dominación y control" con la consigna de ruptura "infectando con pensamiento radical a las máquinas para desviarlas del propósito inherente del trazado de autoridad jerárquica", en Nueva York y Londres las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos y grupos ecologistas y pacifistas empezaban a construir las primeras redes sociales en Internet a partir de "servidores alternativos" y un grupo de mujeres inició el diseño desde la perspectiva de género del uso estratégico de estas redes sociales electrónicas. En 1993 desde la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones se crea el grupo APC-mujeres con la filosofía de utilizar las nuevas tecnologías para el empoderamiento de las mujeres en el mundo, la australiana Karen Banks desde el servidor GreenNet59 en Londres y la periodista británica Sally Burch con amplia experiencia en comunicación popular y comunicación de género a partir de su trabajo desde la agencia alternativa de información ALAI60 en Ecuador lideran el equipo de trabajo. Los grupos feministas pioneros en asumir el proyecto en torno a APC son American International American International Health Alliance, Boston Women.s Health Book Collective, Casa de Colores, Center for Women.s Global Leadership, Femnet,Equality Now, Global Fundation for Women, Isis Internacional y De Mujer a Mujer.


Los primeros pasos se sitúan en las listas de correo electrónico de las posiciones que los grupos de mujeres quieren trasladar a la IV Conferencia Mundial de Mujeres y el proceso culmina en septiembre de 1995 en Pekín donde un equipo de 40 mujeres de 24 países asegura formación y apoyo a 1.700 usuarias creando además un espacio electrónico con información de las ONGs presentes en China en 18 idiomas que contabilizó 100.000 visitas en su página web. Por primera vez y sin estar presentes físicamente en China las mujeres de todo el mundo pueden hacer el seguimiento on line de los trabajos de la Conferencia y expresar sus opiniones en tiempo real. "Los correos electrónicos enviados a todo el mundo durante las sesiones permitieron acceder a la información a los grupos que no pudieron viajar a Pekín, sin depender de los medios de comunicación tradicionales que, por otro lado, no se caracterizaron por una brillante cobertura del evento. Junto a la reivindicación del uso de la comunicación para el empoderamiento de las mujeres y la exigencia de la democratización de los medios se constató que existían otros caminos a explorar, un nuevo mundo por descubrir y ocupar, un mundo en el que quizás cabría la posibilidad de invertir valores y un espacio todavía sin manipular para poder utilizar en la lucha de las mujeres."

En estas campañas de presencia visible de grupos de mujeres se peleaba contra la soledad silenciada en sus casas, convirtiéndose en un signo público de rebelión femenina y activismo. Las mujeres actuaban juntas, hablaban en público, marchaban a través de las calles, y trastornaban la vida pública realizando actividades que abrían territorios políticos que estaban tradicionalmente cerrados para ellas. El cyberfeminismo en cierto modo está conectado a la política, como hemos visto, ya que esta nueva corriente feminista intenta ayudar a que la mujer, mediante el uso de una serie de herramientas (las Nuevas Tecnologías), pueda introducirse en el cyberespacio, tener un mayor conocimiento del mismo, de lo que en él sucede, y por lo tanto, pueda alcanzar cuotas de poder, dominando ciertos espacios, y al mismo tiempo, eliminando elementos de discriminación que se hallan presentes fuera de este cyberespacio. También las mujeres contarán con una mayor libertad de maniobra. Pueden relacionarse entre si, intercambiar ideas, impresiones y mejorar aspectos como el liderazgo político, gracias a la interacción que proporciona el medio.


Por otra parte las mujeres podrán participar en ese espacio en la toma de decisiones de manera más directa. Si que es cierto que el poder político establecido, el cual normalmente reside o recae en manos masculinas, deberá de hacer un pequeño esfuerzo de flexibilización, y ayduar a la integración de las mujeres en ese espacio virtual, con mecanismos cuya base prioritaria sea la igualdad, ya que está comprobado que las mujeres pueden usar las nuevas tecnologías de igual modo que los varones, pero si que se ve como necesaria la implicación masculina al respecto. Tengamos en cuenta que si realmente la igualdad existiera en la actualidad no estaríamos hablando de cyberfeminismo en ningún ámbito, ya sea político, social, económico, cultural,etc.

Debemos de destacar el hecho de que la red ofrece posibilidades de exploración dentro de un marco tecnológico e informativo. Y aunque esta línea de investigación parece ahber dejado muy atrás la bianria distancia entre mujer – naturaleza, esto no ha de sisgnificar caer en la trampa del esencialismo femenino.


En la actualidad el cyberfeminismo se encuentra en una fase vanguardista de desarrollo. La primera ola de "inadaptadas" ha deambulado por un territorio que en muchas ocasiones ha resultado para las feminas como hostil, encontrando en el cyberespacio un territorio a colonizar. Una anarquía epistemológica y antológica que está abierta a cualquier posibilidad,y que se abrirá camino gracias al cyberfeminismo.
Pero no resulta fácil la entrada en ese espacio a colonizar, pues el precio de entrada para los particulares supone obtener educación, hardware y sofware, mientras que el de las naciones será el contar con una infraestructura adecuada y aceptable, y en menor medida en tener una ideología aceptable.

Resultará esencial que las mujeres no caigan en los mismos errores del pasado; así pues, la lucha de éstas deberá de basarse en estrategias y tácticas que ayuden a ver como las nuevas construcciones de género vuelven a incidir en todo el cyberespacio.

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